Con la subida de temperaturas propias del verano, nuestra alimentación cambia. Apetecen platos más frescos y ligeros. Las ensaladas se convierten en el plato estrella de nuestras mesas. Las sopas dejan paso a gazpachos y otras cremas frías. Y comenzamos a disfrutar de frutas como la sandía o el melón. Pero ¿qué pasa con el vino? ¿Hay vinos más adecuados para el verano? ¿Crees que solo existe el tinto de verano o la sangría?