Trujillo, Extremadura, es una ciudad popular por ser el lugar de nacimiento de los tres conquistadores Francisco Pizarro, Hernando de Alarcón y Francisco de Orellana. Cada año, entre abril y mayo, se convierte en la capital española del queso gracias a la Feria del Queso.

 Es la oportunidad perfecta para degustar los mejores quesos del mundo, pero sobre todo la Torta del Casar, el Ibores y La Serena, las tres joyas de la región. Tienes cuatro días degustando todo el queso que puedas.

La cita con la Feria del Queso es fija, del 30 de abril al 3 de mayo, en el centro de la Plaza Mayor de Trujillo. La mayoría de los expositores artesanales producen su propio queso de leche de vacas, ovejas y cabras. Muchos de ellos son pequeños productores, y en la Feria del Queso tienen una extraordinaria oportunidad para promover su producto. 

Hay ciertos productos principales en esta feria:

-          Torta del Casar, un queso elaborado con leche de oveja merina y entrefina. Se utiliza la corteza y las pastas para untar en el queso semi-duro, con un sabor bastante amargo.

-          Ibores es un Queso hecho con leche de cabra también conservado en aceite o recubierto de pimentón, que se comen como tapa o postre.

-          La Serena, es queso de oveja cuajada con cuajo vegetal, extraída del cardo pistilos. Durante el curado, algunas formas se agrietan y se convierte en masa casi líquida en el    interior. Todo el mundo ama comerlo: sabor intenso, agradablemente amargo.

VARIEDADES INTERNACIONALES

Esta feria da mayor visibilidad a los quesos de la zona y a la producción láctea de Trujillo, pero también es una oportunidad para conocer los productos de todo el mundo. 

Cada año hay un país anfitrión: en 2015, para la edición número treinta, fue Holanda. Así, junto con la Torta del Casar, el Ibores y La Serena, en la Plaza Mayor los protagonistas esperados del evento son quesos como el Edam Maasdammer, Gouda, Boerenkaas y Nagelkaas.

A diferencia de los holandeses, el queso de Extremadura se produce tradicionalmente con leche de oveja, una característica que los une a la más famosa tradición nacional. El queso Manchego, Idiazabal y el vasco, también pueden ser catados en esta feria.

Entre los quesos más populares de Trujillo también está el Valdeón, el queso azul producido en León. También el queso de Murcia al vino, elaborado con leche de cabra que durante el envejecimiento está sumergido en vino tinto. Sin olvidar el queso de tetilla, un hermano de los quesos de Galicia, y el queso de Cabrales. Éste se produce en Asturias.

PATA NEGRA

En total, más de trescientos quesos se pueden degustar en los cuatro días de la Feria del Queso de Trujillo. Cada sabor de queso de la Plaza Mayor, que están abiertas de 12 a 20, cuesta 50 céntimos. El año pasado se realizaron 317.886 quesos, con números en aumento respecto a la edición anterior. Y de acuerdo con las previsiones de la Feria del Queso de Trujillo se espera que aumente en 2018. También hay talleres para niños y adultos, y demostraciones sobre el desarrollo de queso artesano.

Además, los restaurantes de Trujillo y en particular aquellos que bordean la Plaza Mayor preparan menús especiales que tienen el queso como estrella, del aperitivo al postre.
Al final del evento, se asignan cuatro premios: queso duro, queso fresco, queso de oveja y cabra. 

No sólo queso, sin embargo: Trujillo es el lugar perfecto para disfrutar de lo mejor en gastronomía española. El hecho de que Extremadura es famosa por su dehesa de robles con una capa inferior de matorral o pastos, perfectos para la cría. Aquí es donde se produce el famoso jamón pata negra y el jamón ibérico. Jamones que tal vez sean los más valiosos del mundo. La insignia de  Extremadura es también el pimentón.

CIUDAD DE CONQUISTADORES

Trujillo tiene menos de diez mil habitantes, pero entre sus ciudadanos han tenido a tres de los más famosos conquistadores. El más famoso fue Francisco Pizarro, que conquistó el Impero Inca; Hernando de Alarcón navegó por el río Colorado, y Francisco de Orellana descubrió el Amazonas. 

La estatua de Pizarro se sitúa en el centro de la Plaza Mayor y su casa es ahora un museo. Hay muchos edificios históricos en la ciudad, testigos de un pasado glorioso. No se pierda una visita a la antigua fortaleza árabe, la Alcazaba, así como las iglesias de Santa María y San Francisco. 
Una curiosidad: el convento de Santa Clara es hogar de monjas, pero producen hogazas de pan, galletas y pasteles que se pueden comprar directamente desde el convento  a través de una ventana del claustro.